domingo, 10 de abril de 2011

El huerto del tito

En el proyecto se entusiamó Carmen, que fue quien hizo un curso de huerto urbano en la Casa de Porras, el termómetro y glosario de toda la idiosincracia de esta ciudad. Y yo me dejé llevar como siempre hago. Y como siempre hago también, tardé en fallar cerocomacuatro segundos. Así que el huerto es su huerto. 25 metros cuadrados que dan un trabajo de la leche. Y lo digo yo, que he ido un par de veces o tres. Y trabajar, trabajar, solo ayer.
Vamos llegando y como es sábado pido porfavorporfavor que no haya mucha gente (se me olvidó contar que esto es un proyecto comunitario o así: tú alquilas tus 25 metros con vecinos incorporados). Que yo no soy tan sociable como parezco, o si puedo me lo evito.
Desde la ontananza donde dejamos el coche, vemos a Carmen (vedla también vosotros en la foto). Ella empezó algo antes que la otra Carmen, mi Carmen, pero es una experta hortelana, una green fingers total. Y también estaba un chico prototipo granadiense, que resulta ser el vecino nuestro (permíteme la licencia Carmen, licencia literaria solo).
Mi Carmen se pone a hablar de que claro como no pudo venir la semana pasada, ahora tenemos que quitar todas las malas hierbas, recolectar y plantar más. Todo un curro. Y ahí salta Carmen, la green fingers:
- Pero mujer, eso se dice. Si nosotros lo sabemos, así poco a poco, te vamos plantando lo que sea. A ver si no, ¿para qué estamos?
Yo, que quería cortar el rollo hipi a la de ya, tardé en contestar:
- ¿Para las cañas?
La jodía y el chico-prototipo se lo tomaron por la lado chachi y me conquistaron:
-Hombre claro, eso por supuesto.
***
Cuando quisimos mirar el reloj eran las 2.30. Y habíamos quedado para juntarnos de cañas en el Domingo que ha abierto con terraza incluida (Toma suerta la mía¡¡¡)
Volví a casa cargada de acelgas y espinacas y lechugas y apio y rabanito (1) y no sé cuántos cortapichas que han quedado esparcidos por mi casa y que espero que Maraña de buena cuenta de ellos o les sirvan de juguete. Tantas verduras fueron cortesía de Carmen, generosa patrona ;) y del chico-prototipo con el que entramos en el trueque hipi que procedía:
- que tú de mi huerto lo que quieras, eh
-y tú del mío autoservicio, ya sabes (ésta era la Carmen)
-pos yo te doy acelgas
-pos yo te doy lechugas, ea
al final va a molar el rollo hipi este, verás
En Peñuelas está el susodicho huerto



Peñuelas al fondo, y una siembre a la antigua. Debieron empezar a la salida del sol, se fueron nada más llegar nosotras.


A parte de 2 cacerolas de acelgas y 1 de espinacas que tengo en el fuego ahora, me traje mi espalda quemada, pero muy quemada, con las señales de todos los tirantes que llevaba y unas agujetas que hace que lleve unos andares de parturienta total.

Y ahora aprovecho, para dedicar esta bonita canción a todos mis amigos hipis, tantos y que tanto quiero:

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