Hay gente que cuando habla se está entrevistando a sí misma. Y suben suben la voz y ya se han colocado en medio de un escenario imaginario ante una fantasmal audiencia que, piensan ellos, los escuchan deleitados.
Sé que esto lo he tocado en otra entrada,o puede que en más de una; pero es que sigo perpleja. Se ve que aún me queda mala baba que vomitar. Siento repetirme. Es el tema con el que terminé el año y con el que lo empiezo. Por cierto, qué ganas tengo que se acabe este entreacto del carajo y que entremos por fin en el año sin más preámbulos.
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