Conozco a un hombre que hace que diga muchas tonterías de seguido. El mucho tiempo ya que lo conozco y trato con él no ha minado un ápice mi torpeza. Él creo que no es consciente o, misericordioso, me las perdona todas.
Os lo voy a presentar:
Es un hombre que cuando te mira, tú lo sientes como si él entero estuviera zambulléndose en tus ojos. Así de quieto te mira. Tú turbada ante tal intensidad y quietud piensas uy este tío me quiere (por lo menos). Luego ya te das cuenta que él es así y te quieres morir pensando cómo mirará a la persona que de verdad ama (que no soy yo). Acompaña esa mirada con una sonrisa y un silencio largos colgados de su cara. No ha habido ni habrá posesión de un cuerpo ajeno más feliz. Si no fuera porque aguartar una mirada y un silencio es harto complicado, sería un estado de éxtasis similar al de la ascensión de la virgen a los cielos. Yo para el segundo dos yo ha dicho la primera sandez. Y dicha la primera, dichas todas.
No será difícil entender que el primer día que lo conocí me enamoré de él. Pero como de alguien inalcanzable y que tampoco quieres alcanzar. Fue viéndolo trabajar. Y trabaja como él es. Habla despacio y dice cosas que tocan el alma. Habla como quien camina levitando.
Y ahí sigo. Ahora más suave, más tranquilo, ya platónico, casi más admiración y perplejidad ante la existencia de seres así. Ya somos amigos o algo así. Porque ser amiga de un ser semejante es la pera limonera. Sus abrazos cuando nos despedimos son como sus miradas, largos e intensos, y si no le parece suficiente, te vuelve a coger y te sigue abrazando, como quien retoma la conversación porque se le olvidó decir algo.
Cualquier día la lío parda.
jueves, 27 de septiembre de 2012
lunes, 3 de septiembre de 2012
As if
Lo estaba esperando. La crítica se devana entre si su segundo disco tenía que haber roto con ese intimismo de unos chicos de los que se dice que solo Jamie, el teclista, tiene vida social. Pero no lo han hecho, a excepción de la canción Step away, que invita suavemente a bailar y proyecta lo que pueden llegar a hacer.
Al final, no pesa lo que se vive sino lo que somos capaces de interiorizar de lo que vivimos, por poco o mucho que sea.
Al final, no pesa lo que se vive sino lo que somos capaces de interiorizar de lo que vivimos, por poco o mucho que sea.
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