Bueno, mala leche aparte, que de eso ando sobrada últimamente...yo venía a ponerme al día con las foticos y los viajes. ¿Los viajes, dije? Mejor "el viaje", el viaje sobre sí mismo, el viaje en círculos: Madrid.
Este Madrid 1, allí por el veintitantos de mayo, fue el de mi reencuentro con Madrid. No lo había visto nunca tan bonito. Ni antes, ni ya después. Aún cuando ahora sigue conservando todo lo que me lo hizo parecer así; todo menos la sorpresa.
No estaba especialmente bonito porque Sol fuera una fiesta. Y estuvieran pasando cosas increíbles, a poco que te quedaras un rato a escuchar: en Sol o en las calles aledañas, allá donde vieras un grupito de gente discutiendo. O cayeras atrapado por una Asamblea en sábado...Aparte de eso, el primer día había música por todas partes. Música para oír y para bailar:
Esto pasaba en Preciados. Los unos tocaban, los otros bailaban y animaban a los mirones a entrar a bailar.
Esto es en Callao, que tan grande y espaciosa como la dejaron, está bien que se le busquen usos.
Grupo de trabajo sobre Educación en España
Repartían agua y protector solar. Otras veces frutas
A la izquierda por la tarde-noche. A la derecha, por la mañana temprano.
"Respeten los espacios comerciales" (no acampar) gracias. Había una línea verde que dejaba un cinturón de pasillo entre la acampada y las tiendas. Aún así las perdidas de los comercios de alrededor y quejas han sido y siguen siendo lo que todos sabemos. Este fin de semana (el de las elecciones) fue el que más gente acudió. Vi a gente de la acampada quitar los carteles de todas las tiendas que lo habían solicitado (fue conclusión de una asamblea). Por el lado de la carretera, el del edificio del reloj, en horas de mucha afluencia, se hacía un cordón con personas de la acampada para dejar un pasillo por donde poder atravesar la plaza protegiendo del tráfico (por el lado de la acera estaba la policía con cien mil lecheras y vallas que dificultaban un montón el paso)
"Somos Saharauis. Venimos a apoyar al pueblo Español"
Probablemente lo que más me emocionó de todo lo que vi.
Esas líneas amarillas delimitaban los pasillos que había que dejar libres en la asamblea general de los sábados. Había personas encargadas de que se respetaran y te ayudaban a buscar un sitio. Otros iban repartiendo fruta y agua entre la gente que participaba en la asamblea (quien quisiera). Cuando los representantes de cada grupo terminaban de exponer las conclusiones a las que habían llegado, se abría el turno para opinar. El día que yo estuve, una chica con un cartel que decía "Turno de palabra" se paseaba entre los asamblearios. Hablaba quien tenía algo que decir. Y después se terminaba con la frase de "¿alguien que esté radicalmente en contra?
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