Yo tengo muchos sitios para perderme. Casi uno por estado de ánimo. Cabo de Gata, donde es más erial y y vacío el paisaje, en invierno. Siempre quiero perderme en invierno. En verano me concedo un tercer grado, un indulto, un perdonavidas de chichinabo. Además ¿quién es capaz de sostener que Cabo de Gata es un paraiso en verano? Ya no. Lisboa o si estoy arrabalera Oporto. Oporto por dios. Déjame que me pierda en Oporto. En esos bares donde la gente entra y sale, sube escaleras y cierra puertas sin haber bebido nada. Los que vi y los que todavía tengo que descubrir. Estar perdida para encontrar, para saber leer las señales con una error de cálculo relativo, ¿quién se fía de los absolutos?. Cádiz, siempre Cádiz, temporada larga, larga para saber dónde bebe la gente si el Mantecas es para los pijos. Como quien va al cole a nacer de nuevo y concederse otra vida, ponerse otro traje sobre los trajes que tienen manchas que no se quitan.
Y todavía no me he perdido. Qué tonta, claro que me he perdido. Me he perdido mil veces. Sigo perdida. Vivo perdida. Pero sabéis donde estoy. Vosotros.
Y últimamente no dejo de pensar en ellos, en mis sitios. Tanto tanto que no sé si es que me tengo que perder o tengo que escribir. Ahora hago eso, escribir...pero yo sé que no...no
No hay comentarios:
Publicar un comentario