Son las fotos de abajo.
Las caminé un ratito el domingo cuando más el frío que la lluvia dio una tregua. Estaba lindo el campo. Y más que a la vista es lo que consuela el alma y lo que relaja el ánimo.
Andar anduvimos poco, lo justo que nos alcazaba la vista y poco más. Mi madre se acercó a ver la fuente de agua que ella conocía bien y que ya no estaba. Tan asombrada como decepcionada se quedó que no dejó de repetirlo en todo el día. Y así de paso me trajo a la memoria recuerdos de cuando era chiquita y los recuerdos venían traídos de palabras viejas: en esa fuente era donde veníamos con tu tía Carmen a coger fieras y vinagretas. En esa o por la juntona nos íbamos; y también criadillas que yo nunca aprendí a distinguir. Me faltó tiempo. Y así de poco a poco se me están agotando muchas cosas en la vida.
Por eso las otras las escribo.
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