miércoles, 5 de marzo de 2014

Soledades (1)

Se le cayó al suelo la caja casi llena de bastoncillos de los oídos. Ha sido inevitable, Mari Carmen pensó ella con el alivio de poder evitarse otra culpa. Los volveré a meter todos en su sitio se dijo con una sonrisa placentera que se tornó amarga como la bilis en el instante siguiente. No pasa nada. Las tardes son tan largas y este invierno parece que no se va a acabar nunca.

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