Este sábado fui a un concierto de Nacho Vegas. Añadían enteros de emoción al asunto el sitio, nada menos que el Auditorio Manuel de Falla y que se anunciaba como un acústico. Así que me vestí por dentro y por fuera, como alma que camina a un purgatorio infinito. Eso debía ser, pensaba yo, un bis a bis con Nacho Vegas. Resultó no ser un acústico para nada. Llevaba dos guitarristas que eran feos de guapos y sabían tocar y moverse como los ángeles deben hacerlo, un baterista (que no puede ser más ridículo el nombre que se ha puesto de moda ahora) con pelo largo largo infinito que he visto en algún sitio. Y Abraham Boba, ese duende con pretensiones de convertirse en humano, pero maldita la falta que le hace.
El concierto técnicamente me dejo extasiada, extasiada, EXTASIADA con mayúsculas. El sonido fue bestial desde la segunda canción y ojo, que el nene se abrió el repertorio con La gran broma final, que ya hay que ir sobrado. Cuidó los arreglos de las canciones hasta la saciedad, tanto su voz como la música. Los músicos se gustaron y podías notar lo bien que se lo estaban pasando; mención aparte la canción final del bis, la tremenda La noche más larga del año: puro goce. La madurez de una banda y de un cantante. Pasó eso tan raro de que las canciones las disfrutes más en directo que en el disco. Lo deseable. Que te acuestes y te corras.
Conseguí disfrutar a pesar de la payasa payasa, que compasión no le dedico, de la fila de delante, que bailaba cada canción, y sí, digo bailar porque eso es lo que hacía, bailar sentada, como si estuviera en un concierto de los Pecos. Terrible. Pobre su novio, que se pasó el concierto con su mano haciendo de cortinilla para no verla...y las nenas del otro lado, que terminaron por amonestarla suavemente: canta más bajo coño. Conseguí abstraerme. Guapa yo.
Lo malo, lo muy malo lo puse yo. Que es un pecado plantarte en un concierto de Nacho Vegas y no llevar el cuerpo lleno de heridas y que se te abran en canal.
Quien dijo el cuerpo dijo el alma. Me faltó el placer del dolor, porque me faltó dolor. Y perder la ocasión de tener placer es un pecado capital. Y claro, así con ese pensamiento bajé la cuesta de la Alhambra, pensando que qué mierda ser feliz, o no ser desgraciada. Que esto no me da nada: ni frío ni calor. Putas medianías. Y entreví más cosas que solo empezar a verbalizar me aterra.
Ay, chikitina, muchas felicidades, no tengo otro modo de contactarte después de tanto tiempo!! Que bueno leerte tan auténtica, genio y figura. Un beso enorme desde los madriles. Se te sigue queriendo a pesar del tiempo y la distancia. Anda, sacude tu memoria y seguro que te acuerdas de mi!
ResponderEliminarEli, claro que me acuerdo. Qué bien que estás por aquí. Ahora queda buscar la manera de intercambiar correos. Tengo que llamar a Yoli para que me los de, llamarte y ponernos al día de todo.
ResponderEliminarMuchos besos
Rebuscando en el baul de los recuerdos he encontrado un móvil tuyo, si no lo has cambiado hablamos este finde. Te llamo mañana o pasado a ver si hay suerte..! Q alegría reencontrarte aunque sea en el "cibermundo", si me lo cuentan hace unos años, me troncho! Un besote enorme.
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