sábado, 4 de febrero de 2012

Señales

A lo mejor hoy en día es término de uso común la idea del "espacio personal". Para ser más exactos y decirlo en el idioma en que se creó dicho concepto "personal space",  Por si algún rezagado queda, no es más que esa burbuja física, ese espacio que hay que mantener entre uno mismo y su interlocutor. Creo que en los USA varía mucho de estado a estado. Pero un tipejo, para más señas antropólogo, realizó un estudio a fondo, metro en ristre, y terminó por catalogar los diferentes tipos de espacios y sus distancias:
- Espacio íntimo: entre familiares, familiares y mascotas, y los very best friends. 46 cm de metro. Se exceptúan en este grupo ginecólogos, matronas, el médico que te mira la garganta irritada y similares.
- Espacio personal: para amigos y conocidos. Desde los 46 cm, indicados arriba, hasta 1.2 metros.
- Espacio social: para el mundo del trabajo, los negocios y encuentros impersonales, intrascendentes. Entre 1-2mt y 3.7mt.
- Espacio público: Desde los 3.7 metros hasta...... Entre agentes secretos oficiales y gerifaltes, y demás vainas.
Yo, que como buena españolita, estoy ajena a estas cuestiones físicas y espaciales, voy a llevar el asunto a otro terreno. El del espacio del respeto, por concretarlo. Ese espacio abstracto que debemos mantener para que no nos avasallen. Voy dejando frases que habremos oído y dicho en más de una ocasión para que nos vayamos entendiendo: poner a la gente en su sitio, que no me pisen, es que te pisan el sitio, tú en tu casa y yo en la mía...mantener las distancias, a la postre.
La dificultad de establecer este espacio radica en que no es espacio físico, no es tangible. Aunque yo me retire de ti 1.2 metros, tú no me vas a respetar más. Ni a 3.7 que llegue. Hay que mandar señales, señales de que conmigo no se juega, de que conmigo no vas a poder.
Yo soy malísima en esto, pero muy malísima; pero escucho, así que a ver si aprendo: El otro día fui a pagar a mi casera (yo: 41 para 42 años, con trabajo pero sin casa, por si algún sociólogo, estadístico o algo así lee esto y toma nota). Y como los dos, el él y la ella, son tan graciosos y parlanchines, siempre echamos el rato. Y esta vez nos ponemos hablar de cómo ha ido la Navidad en familia.  Pues imagínate. El terreno donde perderse el respeto es más fácil y hacerse respetar más difícil. Y ella, la Antoñi, con 9 hermanos que son más los consortes, me da una lección magistral de cómo mandar señales.
Escena: el día que comimos en casa de mi hermana, (habla la Antoñi), que estábamos todos, no te acuerdas?, pregunta retórica a su marido. Y en esto que mi cuñá, la de Zaragoza me dice: porque Antonia...lo que sea. Y yo le digo: oye, ¿es que mi Paquito no me nombra nunca en tu casa? Y ella, sí claro. Ea, pues él dirá, porque mi Antoñi esto, porque mi Antoñi lo otro, no?
(¿lo estáis flipando conmigo amiguitos? pues espera, que aún hay más)
y ella, la de Zaragoza: sí, claro.
Entonces, tú sabes que a mi todo el mundo me llama Antoñi. Y entonces mi hermano dice, bueno pero tu nombre es Antonia. Claro, y el tuyo Francisco y te llamamos Paquito.
(¿hacemos un club de fans de la Antoñi?)
La de Zaragoza se quedaría chafada, chafadísima sin posibilidad de réplica y la Antoñi tan pichi.

Al principio yo solo pensaba jó que estúpida la Antoñi, la pobre de Zaragoza vaya bordería que se ha llevado sin comerlo ni beberlo. Yo es que soy lenta, lentísima, pero muy lentísima y tardé en verlo claro: A la de Zaragoza no se le va a ocurrir toserle a mi Antoñi ya reviente de ganas.
Encima, es que la Antoñi no espera a que osen atacarla, ella pone el parche antes de tiempo, como diciendo: a ver, tú, cuñada de Zaragoza, que conmigo ni mijita. Y te pone una cruz en la libreta, y a por el siguiente. Hasta que estén todos advertidos. Me la estoy imaginando.
Bueno amiguitos, espero que os puedan servir las enseñanzas de la Antoñi. Aunque para mi que con ese nervio o se nace o estamos todos perdidos.

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