Que vayas a Cabo de Gata por la A92 y te pares en el Cruce Dólar, justo enfrente de un campo de molinos de viento que dan sombra a almendros y olivos por igual, en un paraje que estremece y sobrecoge, y allí prescindas del bar de carretera pequeño y anodino y te acerques a la tienda-horno de panadería de al lado donde parece que el céntimo es la moneda en uso y el euro un simplificador de grandes compras.
Te percatas de que hay tortas de manteca y se te van los ojos:
-uy si también hay de chicharrones. Me la llevaba pero con lo que engorda...
- qué va, si ya los han sacado light...
Sueltas la carcajadas que se merece y te las compras, seguro.
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