miércoles, 5 de junio de 2013

Susona Ben Suson

Ésta es una historia real que sucedió en Sevilla allá por el siglo XIV. En aquél entonces los judíos sevillanos habían conseguido ciertas garantías para vivir en paz. Pero quiera que siendo pueblo tan dado al comercio, pronto se hicieron dueños del negocio del oro y préstamo del dinero lo que despertó la envidia de los cristianos amén de las consabidas diferencias religiosas. Esto derivó en repetidas vejaciones y afrentas a la comunidad judía que se sentía insegura y continuamente amenazada. Así empezaron a urdir un plan para acabar con los principales señores de Sevilla y promover un levantamiento general de los judíos en toda España. El recuerdo de la matanza de cuatro mil judíos en Sevilla un siglo antes aún aguardaba venganza.
Diego Suson era judío muy principal y cabecilla de la revuelta. Su hija, Susona Ben Suson era famosa en toda la ciudad por su belleza. Tal era así que se conocía en la ciudad como "fermosa fembra". La tal Susona tan creída y llena estaba de halagos que aspiraba a pertenecer a la más alta clase social. De ahí que, a espaldas de su padre, empezó a hablar y dejarse cortejar por un apuesto noble cristiano. Poco tardó en ser su amante.
Quiera que una noche, Susona oyó a hurtadillas las conversaciones de todos los confabulados para el levantamiento. Así supo que la vida de su amante corría peligro al ser persona principal en la cuidad. Presa de pánico corrió a su casa para advertirle del peligro y salvar su vida. El noble no tardó en reaccionar y avisar a todos los señores cristianos, que sin tiempo que perder dieron muerte a los conjurados. Entre ellos el padre de Susona que llena de remordimientos se convirtió al cristianismo y se retiró a un convento a expiar su culpa y su mala conciencia.
Cuando murió y se levantó el testamento se descubrió su última voluntad: "Y para que sirva de ejemplo a las jóvenes, y en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa y quede allí para siempre jamas.
Y como es pecado capital no cumplir últimas voluntades, ésta se cumplió también. Y se pudo ver la cabeza de la fermosa Susona sobrel el dintel de su puerta en la calle desde el siglo XV hasta el XVII según testimonios escritos.
Conclusión amiguitas: lo que Susona nos quiso decir es ojito, que por amor se pierde la cabeza...si no mirad la suya
El nombre de la calle se cambió a Calle Susona en el XIX. Se encuentra en el barrio de Santa Cruz, la judería en Sevilla.

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