Se reconoce fácil que tanta Semana Santa con lo que apretaba el Lorenzo angustiaba...hasta que me paré sola, y cómo me gusta pararme sola en los bares, en un bar al que le había echado el ojo antes, el Bar Aguilas, que no voy a decir dónde está porque la que importa que lo sepa soy yo y yo ya lo sé (hoy tuve pesadillas, dolor de cabeza hasta las taitantas, así que la chulería va de gratis). Entonces en este bar se me quitaron las calores, alivié el hambre con un paté de estos que podía parecer que tenía más nombre que sabor, pero no, en este caso no...y lo vi...vi que los valores estaban todavía claros, claros meridianos....la fe seguía en su sitio:
Silvio, el rockero Silvio |
Pero sigamos.
Sevilla sabe hacer carteles |
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